martes, 13 de mayo de 2014

Descubrimiento de las identidades


Después de pasar por distintas vicisitudes en la campaña italiana, D. Álvaro, herido todavía; se exalta al escuchar lo que le cuenta Don Carlos y este se sorprende ante tales exclamaciones. Cabe destacar que su amistad se torna tan fuerte que D. Carlos llama a todos los especialistas posibles para que su amigo (D. Álvaro) se recupere:

¿Qué escucho? ¡Qué? ¡Santo cielo!
¡Ah!... no, no de Calatrava;
jamás, jamás... ¡Dios eterno!

                                                         El nombre de Calatrava
¿qué tendrá?, ¿qué tendrá... tiemblo,
de terrible a sus oídos?...

En el momento en que D. Álvaro piensa que su muerte es inminente, le dice a D. Carlos que coja una ''llavecita'', la cual abriría la verdadera realidad escondida- la identidad de D. Álvaro- pero este, sin embargo, le suplica que la eche al fuego sin abrirla:

D. ÁLVARO
¡Ah! no puedo.
Meted en este bolsillo,
que tengo aquí al lado izquierdo
sobre el corazón, la mano.
(Lo hace D. CARLOS.)
¿Halláis algo en él?
D. CARLOS
Sí, encuentro
una llavecita...
  



    
hay cajas que es mejor no abrir (que se lo pregunten a Pandora)

 D. ÁLVARO es esa
Saca D. CARLOS la llave.)
Con ella abrid, yo os lo ruego,
a solas y sin testigos,
una caja que en el centro                                             
hallaréis de mi maleta.
En ella con sobre y sello
un legajo hay de papeles;                  
custodiarlos con esmero,
y al momento que yo expire
los daréis, amigo al fuego.
D. CARLOS
¿Sin abrirlos?
D. ÁLVARO
(Muy agitado.) Sin abrirlos,
que en ellos hay un misterio
impenetrable... ¿Palabra
me dais don Félix, de hacerlo?
D. CARLOS
Yo os la doy con todo el alma.
D. ÁLVARO
Entonces tranquilo muero.
 Dadme el postrimer abrazo,
y adiós, adiós.

 Después, llorando desconsoladamente, D. Carlos, meditabundo, intenta dar una explicación coherente ante el susto de D. Álvaro al pronunciar la palabra CALATRAVA y llega a la suposición de que quizás él es el cobarde que mató a su progenitor:

  ¿Y de Calatrava el nombre
por qué así le horrorizó
cuando pronunciarlo oyó?...
¿Qué hallará en él que le asombre?
¡Sabrá que está deshonrado!...
Será un hidalgo andaluz...
¡Cielos!...¡Qué rayo de luz
sobre mí habéis derramado
en este momento!...Sí.
¿Podrá ser éste el traidor,
de mi sangre deshonor,
el que a buscar vine aquí.

 Tras sus dubitaciones, y siendo consciente de que  rompería un pacto de HONOR entre caballeros- uno de los temas más importantes de la obra- quiere abrir la caja, que él considera que pudiera ser comparada con la de PANDORA (otra referencia a aquella caja de la mitología que contenía todos los males del mundo). No puede más y la abre, todos sus miedos se hacen realidad al descubrir que él es aquel indiano al que persigue. Su arrebato inicial hace que quiera asesinarle en ese momento, pero claudica y decide esperar a que este mejore para poder, así, iniciar su vendetta:

CIRUJANO
Albricias pediros quiero;
ya le he sacado la bala,
(Se la enseña.)
y no es la herida tan mala
cual me pareció primero.
D. CARLOS
(Le abraza fuera de sí.)
¿De veras?... Feliz me hacéis:
por ver bueno al capitán,
tengo, amigo, más afán
del que imaginar podéis.

Las falsas apariencias y la confianza ciega, representan un papel grandilocuente para ambos – D. Álvaro como un D. Fadrique justo y generoso y D. Carlos como un hombre de bien, temeroso de Dios- hacen enarbolar un mundo de engaños para salir airosos de sus propias batallas interiores. El honor y el compromiso familiar hacen que cada uno use su propia máscara sentimental – muy del gusto romántico- para conseguir lo que se proponen.






                                                                                                                          
Norman Bates también tenía que mentir para conseguir sus propósitos (fotograma de Psicosis)



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