miércoles, 25 de junio de 2014

Poder en BODAS DE SANGRE



En la obra podemos ver como el poder de las palabras proféticas es el hilo conductor de la obra. Nos encontraríamos en la tesitura mágica ancestral que utiliza Lorca como rasgo popular y tradicional condenado al ostracismo desde que la Iglesia así lo quiso.

Los coros son de origen clásico y FUNDAMENTALES para la incitación a la muerte, el poder que ejercen es inalterable, no hay nada que pueda impedir la tragedia que ocurrirá sí o sí. Estas voces serían la demarcación inconsciente entre lo que percibimos y la realidad. Los antiguos griegos sabían esto y lo utilizaban en sus obras como la conciencia del ser. En la obra, el coro,  se hace más grandilocuente en el tercer acto. Los personajes que lo conforman van desde la vecina hasta las muchachas.

NIÑA:   Sobre la flor del oro
Traen a los muertos del arroyo.
Morenito el uno,
Morenito el otro.
¡Qué ruiseñor de sombra vuela y gime sobre la flor del oro!

Coro del teatro griego 




El poder de la luna también es un elemento clásico y distorsionador que orquesta, de algún modo, la naturaleza o las acciones de todos los seres que forman el mundo. La luna se personifica en la obra como un joven leñador que nos recuerda a aquellos dioses clásicos bajados del Olimpo que se personificaban en distintos elementos para poder tener un contacto más directo con los humanos. 

La influencia lunar determinadora. Los presagios de la muerte próxima que se han venido sugiriendo durante toda la obra se hacen realidad en un monólogo que tiene la luna, el cual termina así:

LUNA:  ¿Quién se oculta? ¡Afuera digo!
¡No! ¡No podrán escaparse!
Yo haré lucir al caballo
Una fiebre de diamante.

La Madre representaría a la madre tierra – otro elemento clásico presente- pues ella anima a su hijo a que siga con el linaje y su poder es mantener a todos los que le rodean , tendiendo a una sobreprotección argumentada con el hecho de las pérdidas familiares que ha sufrido;  siendo  un factor determinante en la obra.

MADRE: Tu padre sí que me llevaba. Eso es de buena casta. Sangre. Tu abuelo dejó un hijo en cada esquina. Eso me gusta. Los hombres, hombres; el trigo, trigo.

La religión es otro poder que podemos leer entre líneas en la obra. El final es muy revelador: la Novia es una virgen, hay una cruz y la Madre queda desolada. Lo profano y lo cristiano se juntan para formar un maremágnum de sensaciones agridulces que denuncian una situación inmovilista, repitiendo situaciones trágicas que podrían evitarse. No es así. No pueden evitarse por un designio oscuro incapaz de cerrar heridas.



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