Esta magnánima obra fue inspirada por una muerte violenta. La historia ya venía de lejos. Allá por el año 1928 un joven Lorca leyó una historia trágica ocurrida en Níjar (Almería). El periódico de la época relataba como una novia había escapado a caballo con otro hombre el día anterior a su boda. La honra –siempre presente en nuestra historia desde lo más antiguo- se perdía para aquella familia andaluza y, por ello, el hermano de la novia fugitiva fue tras el amante y lo asesinó con algunos disparos a quemarropa.
La Madre recuerda como las armas afiladas se llevaron a su
hijo:
MADRE- ¡Veintidós
años! Esa edad tendría mi hijo mayor si viviera. Que viviría caliente y macho como era, si los hombres no hubieran
inventado las navajas.
El caballo también es un mal presagio y nos obliga a darnos
cuenta de la fatalidad que va a acontecer. Es el símbolo de la sensualidad y la
vigorosidad. Su violencia pasional los ha llevado hasta el sacrificio supremo.
LEONARDO. ¿Quién le
puso al caballo bridas nuevas?
NOVIA. Yo misma. Verdad.
LEONARDO. ¿Y qué manos
me calzaron las espuelas?
Pero que al verte
quisieran
Quebrar las ramas
azules
Y el murmullo de tus
venas.
El sacrificio (la muerte) se ha convertido en un hecho.
Leonardo y el Novio se han matado mutuamente. El cuchillo que adelantaba la
Madre al principio, es el que ha ocasionado la tragedia final. La agresión
violenta ya fue predicha por los distintos elementos de la obra: duelos que no
acaban de terminar, habladurías de ese pueblo inmovilista y sin intenciones de
cambio o una naturaleza que clama sangre y venganza.
MADRE. Vecinas: con un cuchillo,
Con un cuchillito,
En un día señalado,
entre las dos y las tres,
Se mataron los dos hombres
del amor.
La sangre es transformadora en la obra. Es fuente de vida y
de muerte. La condición humana está representada en su derramamiento y en el
color rojo de la madeja que devanan las jóvenes en el tercer acto (como si
fueran las parcas) que designan el futuro de los hombres.
La violencia es el resultado de una inconformidad interior a
lo que está impuesto de una forma extrema y a Lorca llega a ella por medio de
una sutileza y una prosa poética que, incluso, llega a dignificar las acciones
de los hombres.
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