La Paz Perpetua está escrita en forma de fábula. Nos recuerda a
aquellas famosas hechas por el clásico Esopo, El coloquio de los perros de Cervantes o anteriores obras del mismo
Juan Mayorga: Últimas palabras de Copito
de Nieve, Palabra de perro y la
tortuga de Darwin entre otras.
En este trabajo, el autor,
quiere desentrañar el interior del ser humano, a la subyugación a la que es
sometido con asiduidad; produciendo, así, una antítesis entre el animal
humanizado y el humano animal.
Los perros protagonistas tienen
nombres de personajes que forman parte de la historia: Casius (nos recuerda a
aquel boxeador estadounidense llamado con posterioridad Mohamed Alí), el nombre de John-John nos remite al hijo pequeño del
presidente John F. Kennedy, Odín como aquel dios poderoso de la mitología
nórdica y Enmanuel que recuerda al primer nombre de Jesús ‘’Dios con nosotros’’
y al famoso filósofo ilustrado.
El poder que ejercen ‘’los
poderosos’’ sobre nosotros, es una forma de ‘’drogar nuestra voluntad’’ ya sea
por los medios de comunicación o por las mentiras que cuentan para solapar la
realidad. En este fragmento inicial de la obra se vislumbra:
ODÍN. Echa un
trago, te sentará bien. Es buena. El mareo, el amargor en la boca, el frío en
la barriga, enseguida se te pasarán. No estás enfermo. Nos drogaron. Es lógico.
ENMANUEL. ¿Qué es lógico? ¿Qué nos droguen?
ODÍN. No quieren que sepas dónde
estás. Es lógico.
Como se señala anteriormente,
el poder de superioridad que ejerce John-John sobre los otros es incuestionable
y nos damos cuenta que su parecido con la vida del joven Kennedy no es
casualidad: su familia había ganado el collar durante generaciones, tuvo
grandes maestros y el precio de su educación es alto:
ODÍN. Pero no eres solo genética. Se ve que te has preparado a fondo para
llegar aquí.
JOHN-JOHN. Ya lo creo. Tuve los mejores maestros.
ODÍN. Un colegio caro, supongo.
JOHN-JOHN. Seis mil al semestre.
ODÍN. Y estuviste allí, ¿cuánto tiempo?
JOHN-JOHN. Año y medio.
ODÍN. O sea, que vales dieciocho mil. ¡Estoy ante un perro de dieciocho mil!
¡Guau!
JOHN-JOHN. Sí, eso costó mi educación.
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El político John John Kennedy |
Las palabras y su definición
tienen mucho poder y pueden hacer un daño considerable. Las definiciones en los
diccionarios están politizadas y su significado desvirtuado para idiotizarnos.
¿Quién se acuerda de la República de Platón y cumple con lo
establecido? los principios de El
Príncipe de Maquiavelo tales como es mejor ‘’ser temido que amado’’ porque
si eres temido, el pueblo te tendrá más respeto y así no se rebelará contra lo
establecido.
ODÍN. A tu edad, ya deberías saber lo que los hombres hacen con las palabras.
<<terrorismo. >> <<Derechos humanos. >>
<<Democracia.>> Ellos usan las palabras. Las estiran, las encogen,
las retuercen, las mueven de un sitio a otro. No te dejes enredar por sus
palabras.
El humano que aparece en la
obra, cree que puede juzgar como si fuera Dios, desechando una vida por otra
vida para conseguir objetivos nimios –según se mire- y así fortalecer el propio
egoísmo de las personas. Aunque en una sociedad, carente de valores, que solo
mira para adentro sin censura, pasando por encima de todas las cosas y con
consecuencias nefastas: nadie puede decidir si alguien debe morir o vivir, de
qué manera puede incidir en nuestro día a día u obviar nuestras circunstancias; puesto que ni Dios a veces sabe si debe
hacerlo o no.
HUMANO. ¿Va a tener razón Odín, es usted un capullo? Nos decepciona oír en su
boca frases hechas. Piense por sí mismo, ¡sapere aude! ¿Derechos?¿Democracia?
¿Qué democracia? Somos el corazón de la democracia.
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