miércoles, 25 de junio de 2014

Poder en LA PAZ PERPETUA



La Paz Perpetua está escrita en forma de fábula. Nos recuerda a aquellas famosas hechas por el clásico Esopo, El coloquio de los perros de Cervantes o anteriores obras del mismo Juan Mayorga: Últimas palabras de Copito de Nieve, Palabra de perro y la tortuga de Darwin entre otras.

En este trabajo, el autor, quiere desentrañar el interior del ser humano, a la subyugación a la que es sometido con asiduidad; produciendo, así, una antítesis entre el animal humanizado y el humano animal.

Los perros protagonistas tienen nombres de personajes que forman parte de la historia: Casius (nos recuerda a aquel boxeador estadounidense llamado con posterioridad Mohamed Alí), el nombre de John-John nos remite al hijo pequeño del presidente John F. Kennedy, Odín como aquel dios poderoso de la mitología nórdica y Enmanuel que recuerda al primer nombre de Jesús ‘’Dios con nosotros’’ y al famoso filósofo ilustrado.

El poder que ejercen ‘’los poderosos’’ sobre nosotros, es una forma de ‘’drogar nuestra voluntad’’ ya sea por los medios de comunicación o por las mentiras que cuentan para solapar la realidad. En este fragmento inicial de la obra se vislumbra:

ODÍN.  Echa un trago, te sentará bien. Es buena. El mareo, el amargor en la boca, el frío en la barriga, enseguida se te pasarán. No estás enfermo. Nos drogaron. Es lógico.
ENMANUEL. ¿Qué es lógico? ¿Qué nos droguen?
ODÍN.  No quieren que sepas dónde estás. Es lógico.

Como se señala anteriormente, el poder de superioridad que ejerce John-John sobre los otros es incuestionable y nos damos cuenta que su parecido con la vida del joven Kennedy no es casualidad: su familia había ganado el collar durante generaciones, tuvo grandes maestros y el precio de su educación es alto:

ODÍN. Pero no eres solo genética. Se ve que te has preparado a fondo para llegar aquí.
JOHN-JOHN. Ya lo creo. Tuve los mejores maestros.
ODÍN. Un colegio caro, supongo.
JOHN-JOHN. Seis mil al semestre.
ODÍN. Y estuviste allí, ¿cuánto tiempo?
JOHN-JOHN. Año y medio.
ODÍN. O sea, que vales dieciocho mil. ¡Estoy ante un perro de dieciocho mil! ¡Guau!
JOHN-JOHN. Sí, eso costó mi educación.

El político John John Kennedy











Las palabras y su definición tienen mucho poder y pueden hacer un daño considerable. Las definiciones en los diccionarios están politizadas y su significado desvirtuado para idiotizarnos. 

¿Quién se acuerda de la República de Platón y cumple con lo establecido? los principios de El Príncipe de Maquiavelo tales como es mejor ‘’ser temido que amado’’ porque si eres temido, el pueblo te tendrá más respeto y así no se rebelará contra lo establecido.

ODÍN. A tu edad, ya deberías saber lo que los hombres hacen con las palabras. <<terrorismo. >> <<Derechos humanos. >> <<Democracia.>> Ellos usan las palabras. Las estiran, las encogen, las retuercen, las mueven de un sitio a otro. No te dejes enredar por sus palabras.

El humano que aparece en la obra, cree que puede juzgar como si fuera Dios, desechando una vida por otra vida para conseguir objetivos nimios –según se mire- y así fortalecer el propio egoísmo de las personas. Aunque en una sociedad, carente de valores, que solo mira para adentro sin censura, pasando por encima de todas las cosas y con consecuencias nefastas: nadie puede decidir si alguien debe morir o vivir, de qué manera puede incidir en nuestro día a día u obviar nuestras circunstancias;  puesto que ni Dios a veces sabe si debe hacerlo o no.

HUMANO. ¿Va a tener razón Odín, es usted un capullo? Nos decepciona oír en su boca frases hechas. Piense por sí mismo, ¡sapere aude! ¿Derechos?¿Democracia? ¿Qué democracia? Somos el corazón de la democracia.


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